Algunos sueños se hicieron realidad. Otros la están esperando. Y como la antigua Venta tendrá paciencia... ayer le regaló algunos nombres tallados manualmente en tablas centenarias de sus robles autóctonos.
La antaño posada, paso y refugio de arrieros y guerreadores sigue teniendo alimento, paso e información. Y el peregrino que desde hace ya varias décadas la cuida, pregunta al viajero... "¿Va para Jerusalén?... Buen Camino... Ondo Ibili!"
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