viernes, 5 de septiembre de 2014

26 - PEÑISCOLA - TERUEL por montes altos y barrancos profundos


UNA NUEVA AVENTURA PEREGRINA/MONTAÑERA/ANDARINA, CON SITUACIONES Y PARAJES INEDITOS PARA MI Y DE RIESGO... SIN QUE LA EDAD ME LO PAREZCA.

Caminante (o Peregrino), no hay Camino, se hace Camino al andar". Es lo que me toca en la vigésima sexta aventura jacobea diferente por la Iberia ampliada, la antaño Hispania Romanorum. En la búsqueda de un nuevo reto, copio a mi manera algo que ya hacían mis predecesores hace siglos, salir desde su casa. Ya lo he hecho y contado desde mi residencia habitual. También desde donde nací, venta que aún conservo, restauro y frecuento. Y como ya llevo dos décadas vacacionando en Peñíscola, hoy  le toca a esta mediterránea "ciudad en el mar" ser mi nuevo punto de partida.


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Peñiscola parece tirada en el mar.

No he encontrado documentación jacobea que me sirva para este recorrido. Y eso que ahora todos los pueblos del Estado Español quieren intentar demostrar que por el suyo pasaba el Camino. ¡El negocio es el negocio! La cultura es otra cosa. Son solo 127 kilómetros, en una hipotética línea recta y aérea. Pero aún no sé volar ni soy pájaro, por mucho que  me llame BAT, que en inglés significa murciélago, y que en parte así me autobauticé porque iba a "volar" mucho durante la noche (como así lo vengo haciendo ya que las horas de luz no me dan para tan largas caminatas). El caso es que por la carretera más corta hay 222 kilómetros. (dice internet).

El ser humano, que ha caminado muchos,  muchísimos siglos a pie, desde hace sólo unas décadas lo ha abandonado por la máquina. ¡El hombre que se llama "del primer mundo"! Y claro, le han llegado otros, demasiados problemas. Y a mí al menos me ha trasladado el del abandono de los caminos, cañadas y veredas. ¿Por donde voy a Teruel? Sí que hay dos GRs (la 7 y la 8), con varias PRs), pero no  me cuadran bien. Lo seguro es que tengo que atravesar el Maestrazgo, esa maravilla que aglutina a 46 pueblos de ahora tres provincias. Y la Sierra que ya estudié en mis Humanidades como Montes de Teruel.  Por cierto, con un montón de Sierras más pequeñas.

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Cantavieja (1299) está colgada en la montaña. En este nuevo Camino, del mar a la  montaña, casi a lo bestia, por el Puerto de Villarroya andaré a 1700 msnv. ¡Sólo tengo previstas cinco jornadas para este reto!

Al menos conozco gran parte de la previsible ruta y muchos de sus núcleos y/o aldeas, así como algunos caminos por mi actividad turística de "recorrer pueblitos" y montañera de "hacer montes". Voy a partir con muy poco equipo -unos 4 kgs. a la espalda- y como siempre una mini agenda de bolsillo (ésta de 1974, bien encuadernada, que hace de mi diario de las trincheras para tomar las primeras notas y sellar) donde he trazado en el mapa la línea recta que en principio he proyectado seguiré.

Viernes, 5 de Septiembre de 2014

 1ª Etapa: PEÑISCOLA -  SALVASSORIA (masía en ruinas),  55 kms.

Después de cerrar anoche mi "internet", Sigfrido Mallén, el panadero de Cantavieja, me convence de la casi imposibilidad de hacer una ruta rectilínea, porque las paredes rocosas de los diversos montes de Teruel me lo impedirán.

Salgo muy de noche a las 5.50 h. Una vez más por necesidad del programa y para hacer honor a mi apellido BAT (murciélago) Se espera mucho calor.  Veré amanecer todavía liado en el polígono industrial de Benicarló. La jornada va a ser un infierno de 15 horas en el asfalto y algo perdido entre montes...

Atravieso  Calig ya de día acompañando a José (11), el niño que va andando a la escuela unos 200 metros, que cuando le cuento mi objetivo salta espontáneo con un "jo y yo que me quejo por esta caminata".

En la Font de la Salut de Traigera me tomo el primer respiro con descanso, bocado y trago de agua y lavado de pies en la fuente milagrosa, que aunque no creo en los milagros, sí en las inmensas bondades del agua.

A las 11 h. salgo del Santuario "milagrero" de la Font de la Salut. Esta fuente  y la de la Plaza del Torico en Teruel, quizás las más famosas y mejores de mi aventura, serán sin duda las que mentalmente más me sacian, bastante más que la de la necesidad del agua. (entre otras, por ser la primera de la salida y la de la llegada al objetivo aventurero)
En el primer camino pedregoso para salvar Traigera y salir a la N-232 cerca de La Jana ya empiezo a sufrir por el primer error que ya detecto en mi equipaje-calzado. Llevo unas zapatillas muy desgastadas en la suela delantera de los pies -son como para andar en pista de ceniza-, porque no son buenas y ya me han llevado en muchos cientos de kilómetros. Por reducir peso, ni me he cuestionado calzar las botas de treking. Lo pagaré caro.

Las moscas van a sumarse en el siguiente larguísimo tramo de las horas más calurosas y bochornosas del día por el arcén hasta cerca de Cati. Sólo el camionero  Jorge Bernal (30) se apiadará de mí y me ayudará. En la única parada que puedo hacer en sombra, bar de la gasolinera de Xert, se ofrece e insiste en llevarme hasta Morella "desde donde vas mejor a Villafranca". Tengo que aceptar la ayuda, pero sólo en 5  kms. hasta el desvío a Cati, al iniciarse el Puerto Querol. El camión grua es enorme, su hospitalidad y trato aún mayores. Deportista de élite, corre maratones de montaña y está orgulloso de su pueblo Andorra y de la peluquería de su familia. Nos ocurren dos incidencias, que libra con "sobresaliente" (sobre todo para mí), que le van a merecer uno de mis comentarios destacados (el número 239) en mi entrada  Aconteceres y Personajes en mis Caminos.

Parece increible pero va a ser cierto. Las moscas pegajosas aumentan hasta casi un pequeño enjambre. Ni las gafas, ni cubrirme la cabeza con la toalla ni los gorrazos y/o toallazos con que a veces agresivamente trato de echarlas, me sirven.  El colmo ya es que al parecer el manjar que ansían es el lagrimal de los ojos. ¡La más larga en el tiempo, sorprendente, desesperante y desquiciante situación que he sufrido en todos mis Caminos! Físicamente, al cubrirme la cabeza no he calculado las pisadas en el infernal y pedregosso larguísimo camino del barranco de Salvassoria. Dos  ampollas han ido creciendo en la delantera de mis plantas de los pies. He tenido que cambiar a andar con unas chanclas de playa. 

Con estas chanclas de playa de largas batallas sigo sufriendo muchas horas en el larguísimo paso ascendente del Barranco de Salvassoria (antigua cañada y actual espacio de una ganadería de reses bravas)
Mentalmente me desequilibra bajándome la fuerza y concentración  a mínimos. Reduzco el ritmo, sufro en los pies hasta cerca de perder el conocimiento, cometo errores, me desvío a un barranco sin salida...
Inicio de la Cañada  que lleva pronto al barranco de Salvassoria. El más importante paso del ganado hasta unas pocas décadas que le llevaba del Maestrazgo Bajo y Castellón Costa al Maestrazgo Alto y a los Montes de Teruel.
Las reses bravas -aquí al menos cinco me miran desafiantes- muertas de hambre y de sed, que apenas hay bocado y ni gota de agua.
El cortijo Gibalcolla con la ganadería de reses bravas. Veo a unos 150 metros a una señora gruesa de unos 40 años, de aspecto sudamericano  que ni levanta la vista para saludarme o mirarme. Trabaja como en la esclavitud llevando agua o comida a distintas cabañas, donde supongo habrá crías muy pequeñas y/u otros animales menores que necesian vivir.
La única agua que veo en la desesperante y larguísima tarde subiendo junto al "rio"
Solo encuentro dos letreros "oficiales" en toda la tarde, que tampoco me ayudan nada.
Abundan estos letreros a la vista, por lo que es imposible ignorar el peligro donde uno está metido. Ademas, las puertas están abiertas y las alambradas y corrales de tubos muy rotos y con portillos. Así que está uno metido en cierto riesgo. En un momento, en escasos 50 metros del camino, tengo una vaca delante y otra detrás. Menos mal que ellas, tras el primer "órdago" desafiante, me han cogido miedo y han huido corriendo. Yo no hubiera podido, tal como iba de disminuido.  Pero debo decir, para tranquilidad de mis lectores, que conozco  y he vivido el comportamiento de estos animales, bastante más nobles que los humanos.
 
La naturaleza también me premia con estampas como ésta.

A las 20,30 h. esta "foto" tiene su historia, que pudo ser macabra para mí... pero que terminó con final casi "feliz". Lo cuento en el texto siguiente, que creo merece la pena.
A las 20,30 h. mis luces  y las del día ya son mínimas. Encuentro este muro infranqueable en mi camino. Miro para saltarlo, no puedo. Retrocedo a ver donde me he equivocado en el camino anterior. Media hora de aún más sufrimiento, donde lo único que veo claro es que se echa la noche, que estoy perdido y agotado física y mentalmente. En mi deseperación, vuelvo ya de noche a intentar franquearlo como sea. Bajan dos coches, que abren la puerta. Uno será mi salvador.

El guarda Julio (38), extremeño y deportista de bici y andar a tope, es un mocetón enorme de 120 kilos (me lo dice) y casi dos metros (me lo parece). Pero su humanidad y hospitalidad como persona me va a demostrar que aún son  mayores. Exquisito en el trato y la charla, se ofrece a bajarme a Vinaroz, donde va a dormir  en el todoterreno que tantos miles de piedras supera cada jornada. Me lleva a la única fuente (medio kilometro más arriba de la masía en ruinas de Salvassoria) que cae un hilo mínimo de agua y me da su botella, ya vacía, de dos litros. Me baja a la masía en ruinas, donde me atreveré a dormir, y me asegura que esta noche no va a llover. (Ayer sí lo hizo y de tormenta peligrosa).

Julio, tienes otro espacio merecido entre mis Aconteceres y Personajes en mis Caminos. (240).

La esquina en las ruinas de la iglesia, donde me cobijo la primera noche para "descansar".
La noche es difícil, pero casi "feliz" a partir de las 21,30 h. que me deja sólo y dueño del bosque, tal como la preveía una hora antes. No hay un espacio cubierto decente para echar la toalla y el saco. Al menos tengo agua, una pequeña linterna solar y la confianza de que acertará en su pronóstico, que he creído de sabio en la naturaleza. A la entrada de las ruinas de la iglesia, entre matorrales más altos que yo  y una capa de basura  ya casi petrificada del ganado bravo que me rodea, encuentro un pequeño hueco para pasar la noche, sin saber las piedras que le esperan abajo a mis costillas, metido al menos en un buen saco, que eso sí llevo y me da tranquilidad y confianza. ¡A las 22,30 h. ya casi soy feliz en mis pensamientos., tumbado de cúbito supino y mirando a las estrellas!

Lo de Bat (murciélago) ya parece que lo llevo como inseparable en mi aventura.  Esta noche dormiré con ellos y algún otro volador más grande y ruidoso.

Sábado, 5 de Septiembre

2ª Etapa:  SALVASSORIA - MASIA TORRE DE CASTELLOTE, 45 kms. 

El cencerro cencerreante de una vaca brava que busca bocado entre las riscas cercanas me mantiene despierto o en entrevela. Un bicho grande me lanza un "grito" casi similar al humano desde la espadaña de encima, que me eriza la piel, pero le contesto con mayor potencia y le acojono, porque abre sus grandes alas y se tira hacia el fondo del barranco.

A las 6 h., mi mente más que mi cuerpo ya no aguantan tumbados. Y como tengo que orinar, ya me preparo para la segunda jornada dura. Y empiezo mal, demasiado mal. Me empeño en sacar fotos con flash, que no salen, y además gasto la batería, otro tremendo error. Tampoco hay cobertura. El siguiente error es que no encuentro la fuente a la que ayer de noche me llevó el guarda gigante.  Retrocedo y camino en sentido contrario. Otra larga media hora perdida, porque el anterior sí era el camino.

Empieza a amanecer cuando estoy casi dos kms. más atrás y abajo de hasta donde me llevaron ayer de noche a la fuente. Detrás mi "hotel" de esta primera noche, la masia en ruinas de Salvassoria.
"Sigue el camino/pista sin dejarlo hasta Llacua. son más de 9 kms. en una primera subida muy dura y pronunciada", me lo dijo bien claro. Pero me salgo al atajo. No sé si la cago o acierto. Si sé que me cabreo, que me meto hacia el barranco de la izquierda sin salida de nuevo, que veo más reses bravas, que el jabalí que se asusta en un matorral me eriza de nuevo durante unos segundos la piel... y que me digo "si por aquí son capaces de subir las vacas y el jabalí también subiré yo". Sufro. Sufro de pies, cuerpo y mente. Veo la pista para los todoterrenos muy todoterrenos al otro lado del barranco, pero el de mi muy a la derecha. Encuentro  una senda pedregosa sin usar desde hace décadas, es parte de una calzada medieval.

En Llacua, aldea que veo abandonada a más de la cuota mil, ya me veo fuera de peligro. A quí se inicia una gran meseta de prados y cultivos pobres por la carencia de agua.
A las 8,30 entro en la solitaria aldea de Llacua. Lo he conseguido en sólo dos horas. los supuestos 9 kms.  Me encuentro con Delfina Montfort ("ayer cumplí 72 años"), la única que duerme aquí y sólo me habla en valenciá. Tampoco es fácil, pero esta vez sí diferente, mi llegada  a Villafranca del Cid. Dos horas después, me  encuentro en plena montaña, a su salida de uno de los campos de trufas, con un viejo conocido y hoy empieza siendo  mi ángel de la guarda.  Paco Fuentes (78), el de Ares del Maestre, me reconoce y convence de que es una barbaridad atravesar de aquí a mi objetivo inmediato (Villafranca) por las montañas muy difíciles e inhóspitas que voy. Acepto, consciente de que peco un poco en mi ambicioso objetivo, y a las 11 h. estamos los dos desayunando juntos en el bar Avenida. Su bondad y ser harto conocido en la zona no me permiten pagar.  Al "cómo no me has avisado que venías" le sorprendo con un "mis aventuras son así... soñaba con haber llegado anoche a tu casa o haberme alimentado un poco en tus campos truferos" me sigue con un "pero si ahora no es época".... "¡Y yo qué sabía, pero ves cómo he pasado por al lado de ellas!


A dos kms. de Villafranca está el Santuario donde se inició el antiguo pueblo. En mi paso a las 13,30 h. están en la calle de fotos y de boda.
Al atravesar este puente me siento feliz en la Edad Media.  Es San Miguel de la Puebla, donde se despide la provincia de Castellón. Pasa el río Guides, que nace poco más arriba. ¡Hay agua!
Y ya carretera. Llego a comer a Iglesuela del Cid, tras dos horas de asfalto y calor abrasador de tormenta. En una hora me recupero y charlo con otros comensales, hasta uno es de Baracaldo y coetáneo. ¡Me he dejado en casa el cargador del móvil y se me está casi acabando la batería!  Quedo muy limitado para comunicarme con mi compañera y para sacar fotos. Pero el agua, que desgraciadamente tanto escasea por estas montañas y barrancos que ando y aún me quedan, es más importante. Y de oxígeno, no hay problema. Así que espero cumplir el objetivo... y hasta adelantarme en un día.

Sábado 6.9.2014. A las 14,34 h. pasa por aquí y lo retrata Per Bat.
 Este Camino me está resultando muy duro. Y las causas son varias. Pero realmente de las dificultades es quizás de donde más se aprende. Si mi lema es "querer es poder", estoy teniendo y voy a seguir teniendo aquí y ahora otra excelente oportunidad para superarme y decírselo con humildad al mundo.

Todos los días está de tormenta. El ruido es mucho, el agua en general poca y dañina, pero si te pilla... Y me pilla cuando me faltan tres kms. a Cantavieja. Aguanto, espero, me cambio, bebo mucha agua... y sigo, montaña arriba, hacia Fortanete. La Comarca de las Dehesas es impresionante, se entiende la formación geológica de la Tierra desde hace millones de años. Subo y subo. Anochece. Va a disparar una segunda tormenta. En la masía Torre de Castellote (1550 msnv), los hermanos  Monforte traen la tranquilidad a mi mente a las 9,30 de la noche. Dormir aquí, en una cueva entre paja, va a ser una experiencia inédita para mi y probablemente irrepetible. Pero la actitud de ellos, de inmenso agradecer, que por ética aventurera rechazo en parte. Me ofrecen bajar a Cantavieja y/o subirme cena y bebida. "He comido en Iglesuela y ya llevo 30 ml. de agua, que me es suficiente en mi austera aventura". Al verme en internet y mis explicaciones, me escuchan atónitos... pero anochece con truenos y rayos y olor a agua inmediata.
Torre de Castellote. La masía ofrece unas vistas espectaculares de la plataforma montañosa de Cantavieja.
Subir casi tres metros verticales por fardos bien plegados y justo en la puerta de una enorme cabaña repleta de ellos, me cuesta un triunfo, en la oscuridad ya de la noche y con la sola luz esporádica de los rayos (que por cierto me muestran unas vistas súbitas de la inmensidad y belleza del entorno, desde la altura espectacular de mi azotea). Media hora nada menos para lograrlo y haciendo malavarismos por una "chimenea" que no entramos juntos la mochila y yo.

La foto, con el flash de mi móvil sin apenas batería, es muy mala. Para mí, el documento y el recuerdo irrepetibles. Por esa esquina de escasos 0,50 m2 y 3 de altura... y lloviendo, tengo que subir para colarme como una sabandija entre el marco de hierro y el techo de la inmensidad de fardos que parece haber. Lo oscuro de abajo es mi mochila, que subiré y bajaré con un fina cuerda de unos cuatro  metros recogida del suelo para un apuro unas horas antes. Arriba puedo sacar mi linterna y a duras penas organizarme, por el también escaso espacio  al techo/tejado, las rendijas para que no se caiga ninguna prenda ni linterna, las goteras que al menos son mínimas... y sobre todo no fracturarme el cráneo de un coscorrón con las duras vigas. Lo que sí tengo gratis es sólo el resplandor  de los "fuegos artificiales" que afuera duran más de una hora. La lluvia, las pajas y las posibles pulgas y ratones ya me gustan menos.
Domingo, 7 de Septiembre

3ª Etapa: TORRE DE CASTELLOTE - ALLAPUZ, 45 kms.

Tampoco he apreciado  la sensación de dormir unas mínimas horas, pero he podido aguantar hasta las 4,30 h. tumbado y descansando. El cuerpo humano es inteligente, porque ya sabe descansar lo suficiente. La necesidad de orinar me obliga a levantarme y descender al suelo para echar a andar a las 5,30 h.

Camino aún una hora puerto arriba bajo la luz de la luna, las constelaciones de las Osas y la Vía Láctea, también llamada en España Camino de Santiago. Y después el largo descenso otra vez más al barranco, donde un buen desayuno de sartén y dos horas y media de charla con los nativos, me recupera en el bar de María Angeles, en Fortanete.
De noche, a las 6,30 h. llego a la  2ª altura máxima de mis Caminos, Puerto Cuarto Pelado, 1657 m. (en el Camino de Madrid, en Rascafría toqué la cota 1790 y con algo de nieve)
"Fortanete, la joya oculta del Maestrazgo", es el título de una entrada en internet que veo al bajar esta foto
El sol de nuevo aprieta cuando a las 10,50 h. salgo del "barranco" de Fortanete para iniciar un nuevo monte alto sin tener que dejar el asfalto. En el ascenso charlo unos minutos con dos ciclistas holandeses, padre (65) e hijo (28), que en su camino de Amsterdam-Fatima-Santiago, tienen que parar unos minutos a esperarse y descansar. Y a las 13,30 h. corono Villarroya (1700), pasando sólo siete horas después a ser la 2ª cota - y la más alta por asfalto- de todos mis Caminos. Estoy en los Montes de Teruel y esto es cosa seria para el peregrino, aunque en  Rascafría del Camino de Madrid  pasé  sólo 90 metros más alto  pero no por asfalto, sino por la nieve.

Hoy ando por las alturas y el sol abrasa. Bato por dos veces mi techo caminero por el asfalto. Y aún me queda otro de 1507 msnm.
Otros 12 kms. de descenso y casi tres horas me llevan a comer en Villarroya de los Pinares, donde la  todavía joven propietaria de la fonda se lamenta de que no puede con los impuestos y va a tener que volver a malvivir del campo en la masía del padre. ¡Esto es Teruel y la España de los pueblos pequeños!

"No siga andando, que le va a pillar la tormenta"... pero el peregrino tiene que seguir. Y hasta ve un río con agua, con muy poca agua, una poca de la mucha que cayó ayer de tromba. Y saca la última foto que el móvil le permite a un pequeño torrente donde le dan muchas ganas de meterse.
La última foto que me concede mi móvil en esta aventura. Es un estrecho torrente con algo del mucho agua que disparó ayer, que me invita a meterme, pero me aguanto. Son las 18,16 h. y el bochorno aún machaca, se huele la tormenta, me queda subir otro puerto de no sé qué nombre y altura y acabo de ver en la carretera que me faltan 50 kms. a Teruel.


"Sierra de Gudar. Zona de excelencia turística". Es curioso el cartel y la mentira... o aquí falla algo o mucho. Yo no veo a nadie ni hay rastro de turistas, ni de indígenas y hay muy pocos animales. Luego, a las 20 h. llego a lo más alto del puerto de Sollavientos (1507) y bajo en media hora a Allepuz, donde ya no considero prudente continuar, que ya me he librado hoy de la tormenta. Unos cientos de metros antes del pueblo, casi colgados en la ladera pétrea, siete venados me gritan y miran sin inmutarse. Poco pueden comer entre las riscas cercanas a la carretera que se abre espacio "a cincel y martillo" entre las espectaculares rocas. Por aquí cerca está la Estación de Esquí de Valdelinares, por lo que  con las nieves supongo que llegarán más "turistas".

Allepuz, colgado de una de las peñas rocosas de la Sierra de Gudar. En el centro de la foto y del pueblo está el Trinquete, donde paso la primera noche en un lugar habitado, pero sufro la más peligrosa tormenta y tromba de agua. 

En Allepuz paso la tercera noche de intriga y peligro. Me recomiendan el Trinquete para dormir. A las 21,30 ya tengo en la parte derecha del frontis extendida la toalla y mi saco. En minutos se prepara una tormenta de órdago. Truenos, rayos y agua a mansalva. El viento mete el agua hasta mojar mi saco. El frontón empieza a inundarse. Raudo tengo que recoger todo en la toalla y echarlo a la espalda a modo de hatillo del torero pobre de antaño. Calzo las chanclas para recorrer el frontón y estudiar la situación de peligro. No se va la luz. La calle ya es un río, pero hay salida para el agua, por lo que no estoy en gran peligro. Sólo media hora de apuro. Pero hasta tres veces me cambio de sitio, hasta colocarme en la esquina  izquierda de las dos paredes delanteras. 

El peligro se pasa en un par de horas, tiempo suficiente para volver a dejarme en guardia el resto de media noche. Desde mi "suite" veo la farola de fuera, la torre de la iglesia del s. XVI y la luna en casi su plenilunio.  


Lunes, 8 de Septiembre

4ª Etapa: ALLAPUZ - TERUEL, 45 Kms.

- Pero... ¿cómo eres capaz de pasar tres noches seguidas sin dormir, con las palizas que te has dado? 
- Es seguro que he dormido algunos intervalos cortos, aunque sea en duermevela, porque recuerdo algún sueño alusivo a mi situación actual de riesgo. Y, como he contado... el cuerpo es de por sí inteligente para proveerse de su autodescanso  elemental. Por lo demás, todo lo escrito es cierto.


Si no duermo y hay inmensa luna, tras oír de nuevo otras campanadas, ahora las de las 4 h., me levanto y a las 4,30 empiezo a andar. La carretera está aún mojada, pero es entera para mí, En Teruel ahora hay muy buenas carreteras, pero muy pocos vehículos, sólo cuatro me adelantarán en las tres horas siguientes aún nocturnas. A bajar y a subir un nuevo puerto, éste sin nombre a la vista. Cerca Monteagudo del Castillo aún duerme. Después, más abajo, Cedrillas, para desayunar a las 8,10 h.

Nada más salir de Cedrillas, un enorme rebaño de casi 500 ovejas merinas a las que cuida Cristina (32). Es la única pastora que he visto en mi amplio recorrido por la Iberia. Tiene wassap y cinco perros, que me incordian durante la charla con ella, No consigue enviar un mensaje a mi esposa, al que se me ofrece con toda amabilidad. "Me relaciono por "guasa" con otras compañeras, pero no conozco a ninguna, sólo a mis dos hermanas  que también son pastoras y nos quedamos las tres con el rebaño del padre"





El ascenso al Puerto de Cabigordo (1600) y su descenso a Corbalán es otra matada, al mediodía del sol que más abrasa y sin sombra alguna. En el km. 14 a Teruel, 12,10 h. me tengo que parar a arreglar un pie, que me parece llevar lleno de piedrillas. No, es la enorme ampolla llena de líquido, que al pinchar sale casi a chorro. Los dos kilómetros siguientes me costarán una hora en cuesta abajo con un dolor insoportable. A la entrada del pueblo, hasta pretendo parar al ambulancia que me cruza, probablemente llevando algún servicio, y no me hace caso.
Corbalan, a 12 kms. de Teruel capital. Hoy no está nevado, pero estando a 1265 msnv, será fácil verlo así.

No creía que me iba a recuperar tan pronto. Cinco minutos tumbado descalzo en el suelo de baldosa del comedor con los pies más altos que el cuerpo y la cabeza, en el único bar, el de Javier. Un vaso de agua del grifo, bastante caliente, con cuatro azucarillos. La charla distendida de más de media hora con los nativos en la terraza y barra. Una comida rápida, hervido valenciano y garbanzos con callos, con un buen vaso de vino con gaseosa, sin postre ni más descanso. A las 14,30 h. sigo cojeando por el asfalto, que huele a tormenta más que nunca. Es casi todo recto y en descenso hasta la capital turolense, sin sombra ni posible cobijo si dispara la tormenta.. ¡Me libro!  A las 17 h, llego a la Plaza del Torico, objetivo cumplido.

Han sido 185 kilómetros. andados en cuatro jornadas. De nuevo una impresionante media de 46,250 al día, que considero extraordinaria  en las circunstancias, físicas personales, del tiempo y horas de luz y del constante y gran desnivel sufrido.

La estancia en Teruel capital y el regreso.

Ya sabía que Teruel está poco y muy mal comunicada. Pero me he quedado corto. Como ya conozco la preciosa pequeña ciudad mudéjar y estoy machacado de pies y cansancio, sólo quiero marchar a casa. Pero en las estaciones de Renfe y autobuses -separadas mucho para seguir "matándome"- me dan malas noticias. Lo mejor, tren mañana a las 10,30 h. a Sagunto, otro  a las 14,30 a Benicarló y bus a casa. ¡Llegaré a las 16,15 h. Es curioso, tres días y medio, 83 horas para llegar a pie, y un día entero, 24 horas casi, para el regreso en  los vehículos públicos más rápidos (tren + tren + bus).


A las 5 de la tarde llego a la plaza y fuente del Torico, donde sacio mi sed y celebro mi objetivo cumplido, con un excepcional trago de agua.

Lo que sí agradezco es la hospitalidad de la ciudad. En el Ayuntamiento (Policia Local) me proporcionan cena, cobijo y desayuno en el Albergue Social. En la Biblioteca, en la última hora de mi estancia, un ordenador para una crónica de emergencia en mi blog y que mi familia y seguidores sepan de mí. Duermo como único peregrino, con dos varones de mediana edad y españoles, bien vestidos y parecidos, ajenos al trabajo por la situación actual o por veleidades personales. Desde el balcón estrecho de mi hoy alcoba individual casi toco las cuatro torres octogonales del Palacio Mudéjar de los Amantes, al otro lado de la estrecha calle. Como ya me he acostumbrado a dormir y descansar poco, desde las 4,30 h. se me hacen largas las tres horas restantes.

Ni en la tarde de llegada ni en el siguiente principio de la mañana camino por la ciudad con entusiasmo, por el agotamiento y cojera, pero casi la recorro entera a pie. La Plaza del Torico es paso obligado para cruzarla varias veces. El trago de agua a la llegada me reconforta. La Catedral y Biblioteca están cerradas. Sólo en la última hora de estancia obligada aquí, podré acceder a internet. Por lo demás, la ciudad es una joyita que se recorre en nada. Tampoco veo callejear ni una decena de turistas.



Los amantes de Teruel
Los Amantes de Teruel. Desde mi hoy albergue nocturno diviso gran parte de la ciudad. Ydesde el estrecho balcón de mi alcoba individual, casi toco  las cinco torres octogonales y  mudéjares  del palacio de los Amantes. Por introducir en esta aventura algo diferente, teatro y cultura, bajo de internet esta foto, en cuya original consta autor y cesión. ¡Gracias!
Por un despiste mío en el tren, no me da tiempo de bajar en Sagunto. No considero necesario tirar de la palanca de emergencia-freno. El compañero de asiento mensajea por wassap a mi esposa que llegaré hacia las 16 h. Otra experiencia, otro error más propio del cansancio y alguna falta de reflejos que ya acumulo. Otro contratiempo, al que consigo reaccionar con la mayor calma y juiciosidad. Un "cercanías" me volverá de la primera estación de Valencia (siguiente parada del interciti) a Sagunto, donde a las 14,30 h. estoy muy concentrado para subir al que me llevará a Benicarló. Sólo como dato, decir que al paso por Santa Magdalena de Pulpis, leo en la pantalla televisiva que viajamos a 189 kms/hora. ¿Será normal o porque vamos con retraso?

A las 16,15 h., el reencuentro y fuerte abrazo con mi compañera me parece la justa recompensa que ya justifica los "esfuerzos" en esta última aventura, que espero no sea la última en "Los caminos de Per Bat" (blog).